Y ahora es otro autor siniestro
Uno que evoca lo que me conquista
Uno más que me ha adoptado como
su ángel, su compañía de fulgor.
Un escritor que estaba oculto,
cohibido esperando ser desnudado
Un poeta de dudas y sombras
que le inspiran, en prosa, a escribir.
Y ahora, este autor anónimo se atreve
Con exquisita osadía me impresiona
Son sus letras y sus honduras
las que han danzado ya conmigo.
Y no quiero verlo escabullirse
de mis versos
Ha conquistado mis rimas
Un autor deliciosamente
entrometido.
Meylen Hirasú G. M.
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