Espero entusiasta,
nerviosa y alegre
el encuentro que,
honesto, prometes.
Y pasan minutos
vestidos de horas
Mi euforia comienza
a quedarse dormida.
Y ya no comprendo
Me hace dudar
repentino silencio
Pero este deseo
tan terco y audaz
me convence a
seguir esperando.
Lo admito en penumbras,
penumbras de decepción:
Me duele pensar que no
vendrás.
Pero este inocente cariño
me pide paciencia
El miedo amenaza
que no te veré hoy.
¿Qué pretendía?
¡Pregunto al cielo!
Y entonces confío
en el por que no
nos veremos.
Cesa mi euforia
y aprecio otra cosa :
La dicha de en versos
hablarle al deseo.
Meylen Hirasú G. M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario