Estamos
hace meses encerrados en esta clínica. La mía es la R56. Es una de
las treinta que hay en mi estado. Todo es muy desesperante. Pensamos
que al encontrar la vacuna del virus que acabó con gran parte de la
humanidad, todo volvería a la normalidad.
Muchos
tuvimos crisis. Fueron diez meses los que nos pidieron estar
encerrados en nuestras casas. Por no hacer caso ahora estamos
encerrados lejos de nuestros hogares. Hace tres meses que no veo a mi
familia, no sé de algún amigo, nadie. Aquí comemos por horarios en
grupos de cinco personas. Yo como con Laurel, Ramón, Sandra y Uriel.
Ellos tampoco han visto a nadie de los suyos.
Cuando
recién inició la llamada cuarentena en los primeros países,
permanecimos mes y medio, quizá dos, encerrados. Pero después
fuimos desobedientes a nuestras autoridades. Por supuesto que los
países de tercer mundo no íbamos a poder estar encerrados por
meses, como los de primera. Necesitábamos trabajar para tener
ingresos. Pero aún así no se tomaron las medidas correspondientes.
Nuestros
gobernadores, no todos, pero sí los hubo, fueron irresponsables e
ignorantes en cuanto a las medidas para enfrentar este virus.
Nuestras clínicas estaban repletas de pacientes con el Virus, y la
mayoría de las personas que se nos fueron, fue a causa de esta
enfermedad. Una epidemia letal. De un día para otro a nuestros seres
queridos nos los entregaban en cenizas. Ya no nos despedíamos de
ellos. Era más doloroso.
Fue
un año muy duro para la humanidad, pero para el resto de la
naturaleza fue un año glorioso. Los animales volvieron a disfrutar
de su hábitat. El mundo respiró, la contaminación disminuyó. Solo
un par de meses bastó para que el mundo regresara a la vida.
Se
halló la vacuna al fin, pero los sabios recomendaron a los líderes
encerrarnos a todos en clínicas. Nos hacen pruebas, somos
experimentos para sanar a los animales, para recuperar las especies
en extinción. Y nosotros encerrados en todo el mundo, el mundo sigue
respirando.
El
cáncer disminuyó, las gripes. No ha habido ningún virus nuevo.
Creo que encerrados estamos mejor. El mundo necesitaba respirar,
vivir, y nosotros con nuestra soberbia lo teníamos muy enfermo.
Este
es el nuevo mundo. Un mundo bello, y no podemos disfrutarlo. Ahora
somos la humanidad los que estamos encerrados, cautivos. Sin la
libertad de disfrutar a la naturaleza, pero es ésta misma la que
ahora es libre.
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