Ensalzada
de tus cumplidos
me
marino en letras,
acordes
y cantos atentos,
que
guardan el silencio
de
una dama que no quiere
más
herir.
Estas
manos que
se
complacen en
escribirte
ahora,
en
esta tarde que
termina
para iniciar
la
noche del suspiro,
no
les importa
más que complacer
el
alma que se place
en
recitar.
Grandes
estrofas
de
deseos
surgen
a esta hora
de
este martes,
en
un año de óbito,
que
entristece esta alma.
Pero
es tu elogio,
es
tu respeto,
tu
porte y tu gusto
al
arte,
los
que me alegran
ya
las horas
en
que escucho
tu
muda voz.
Dame,
dame, oh,
amigo
la
confianza de decir:
Te
quiero,
con
respeto,
sabiendo
que no
te
he de lastimar.
Bailemos
estas
líneas,
cantemos
este palpitar,
que
en encierro
nos
inspira,
que
en el aire nos
hará
volar.
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