El abrigo por la fresca mañana,
cuando el sol apenas
comienza
a dar calor con su
aliento.
Al medio día,
cuando el sol ya ha
dado
un tanto de su
discurso,
se guarda el abrigo
para refrescarse.
En la calle es
el horno,
entras a algún
lugar,
una casa, una
tienda,
un edificio, un
baño,
y el frío vuelve a
abrazarte.
El cuerpo no tarda
en sentir infección,
y la boca expulsa
una escandalosa tos.
Así es el invierno,
bella estación,
una pasarela de
modas.
Meylen Hirasú G. M.
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