la simpleza de una carcajada
La distancia que burlaban
es ahora dolor y verdad.
Los años son y fueron
cómplices de nuestros versos
Las horas, testigos dignos
de las rimas que confesaron.
Y eres gran amor, gran sigilo
Eres el poeta que a la poetisa
le enseñó a amar con precaución.
Eres el amigo que se ama
con gran cautela para
seguir dando vida
y no llegar a lastimar.
El soneto me falló
La inspiración de tu amor,
uno que creo aún vivo,
hizo de este poema
una estrofa y dos versos de más.
Eres defensor, protector
de un alma tan sensible
y entregada a Dios, yo.
Meylen Hirasú G. M.
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