el ritmo y el
exquisito género.
Fue tu esencia
plasmada en
bellas cuerdas.
Fue Dios acomodando
sentimientos en
nuestro corazón.
La modestia de
tu ejecución,
me fue cautivando.
Tus manos recitaron,
en el solo de tu guitarra,
la poesía más bella.
Tu alma, una visión
hermosa que
no creí, jamás, tener.
Meylen Hirasú G. M.
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