la felicidad es una herramienta eficaz para componer
y el amor, es la dosis exacta para crear fantasía.
Escribir no es sólo razonar qué pretendes,
tan sólo es dejar que tu inspiración baile
con tus manos, y pinte en un espacio blanco.
Una sílaba puede ser incitación a un quinteto
Una rima puede inducirte una bella estrofa,
y el juego en las palabras, un verso perfecto.
Escribir es el deleite y dicha del ser humano,
para descubrir su alma y aclarar acertijos
que la mente y el espíritu a veces nos imponen.
Pero también es la libertad de jugar a ser un dios,
al crear la vida y espacio de distintos personajes
Es esa complacencia de describir qué vivirán y
qué padecerán.
Pero aparte de agregar la razón y la moral,
es fundamental añadir una pizca de fantasía,
para darle un exquisito toque de buen sabor
que dejemos en el paladar de nuestro lector.
El escritor, el dios, el dichoso de tener esta vocación,
debe valorar y ejecutar una excelente redacción,
para hacer de su obra un arte bello y verdadero.
¡Bendito Dios por este don y gracia!
Todos lo tenemos, pero algunos temerosos,
no se atreven a compartir su imaginación.
¡Tú también sé un lector y escritor!
Como pasión o hobby, atiende este misterio
de tu mente y tu alma, y sé muy feliz.
Meylen Hirasú G. M.
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