(Sonrisa)
Yo, al despertar, no vi ni su sombra, no imaginé su presencia. Me encuentro tal llena de Dios que no los escuché
¡Malditos! Se ocultaron bien pero, después de unos minutos, aparecieron sorpresivos, intentando invadir mi atmósfera.
(Suspiro)
Primero salió de aquél rincón Desesperación, segura y seductora. Me tomó por sorpresa y no supe qué hacer. Luego apareció Nostalgia, danzaba y se carcajeaba. No entendía, ¡qué querían! Le siguió a este teatro absurdo Angustia, Decepción y Frustración. Todas valsaban a mi alrededor.
De mí salió Miedo, eso me perturbó pero, entonces, un tal Enojo me tomó en sus manos y bailé con ellos en lágrimas. El Rendirme y el Deprimirme comenzaban a acercarse amenazantes cuando tropecé y al suelo me desvanecí.
Lloré poco, pero fue suficiente para correrlos de mi espacio, ¡apartarlos de mi rededor! Escapé de ellos y me refugié en mi fe, en mi entusiasmo, en mi infinita alegría. Y, esta danza perturbante, acabó.
Meylen Hirasú G. M.
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