en su día,
es ignorar el
sol de primavera.
La estación que canta,
inicia al recitar
con sus flores
y variados racimos.
La naturaleza danza
al compás de alas,
que vuelan sin cesar
al ritmo de poesía.
Un poema se escribe,
cada verso desde el cielo
Es de la mano divina
que entinta con un soplo.
Meylen Hirasú G. M.
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