...conlleva esperar en el deseo el momento en que por fin se pueda disfrutar de ella para escapar del mundo en seis cuerdas y tres acordes.
La guitarra, te invita a degustar la soledad, a descubrir las benditas consecuencias de su compañía.
Es un misterio conmovedor y alucinante. Cualquiera reconoce una guitarra pero sólo los que nos hemos dejado cautivar, sabemos qué significa.
Es un vicio que enriquece, que da vida. Es embriagarse de plenitud en cada nota, cada partitura, cada requinto.
Es luz en el camino. Sus curvas dan forma a tu paisaje. Al otoño lo vuelve primavera y al invierno, verano. Es el reflejo de lo que quizá estés necesitando.
Así como narrar y recitar una poesía, tocar la guitarra es comunicar con un nuevo lenguaje en cada melodía. Cada acorde, cada rasgueo, te invita a componer un nuevo mundo.
Interactuar, relacionarte con ella, es convertirte en un nuevo individuo. Un personaje que sorprende, que innova e impulsa. Esto es pasión y amor a la guitarra, a la música. Una transformación personal que vale la pena alcanzar.
Meylen Hirasú G. M.
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