pero entre cada palabra hay una idea, un
recuerdo
que me desvía de las líneas de la historia.
Y entonces, ya no comprendí lo que describió
ni porque lo hizo
Continúo esperanzada a regresar al camino,
pero algo hace falta: un sujeto, una razón
o una simple convicción.
El autor, como Dios, me toma de la mano
para regresar al camino
Pero es inútil, debo retroceder para
volver a la vida del personaje,
para entender su conflicto y
aprobar sus impulsivas acciones.
Y lo justifico, simpatizo con él
¿Cómo no hacerlo?
Yo hubiera actuado de la misma manera
resulta que actúo como tal.
Y entonces, siento que es mi historia,
que mi vida y mi pensar se plasma en ella
Y otra vez, en dos líneas,
un recuerdo desconcentra mi camino.
Mi lectura ahora parece un matrimonio,
uno donde un tercero no nos deja ser felices
El recuerdo pretende romper con una
relación amena,
con una afectuosa simpatía entre la
redacción y yo.
Y vuelvo a la trama, y vuelvo a actuar
en ella
como la conciencia, el psicólogo del
personaje
Y quisiera ser yo el autor para actuar como
debiera
Y de nuevo hago mía la historia,
Meylen G.