Dulce, pequeña, delicada
Amiga de antaño,
no miento, aún te extraño.
Juntas encontramos
personajes fuera de este mundo,
y, al pasar los años,
logramos introducirlos
en nuestro tiempo.
¡Una emoción me regocija!
El triunfo señero
de tu corazón valiente.
Aquel caballero,
que porta tu ilusión,
es tan dichoso al
ganarse tu atención.
Evoco la dicha en tu vida
que vivo en la mía
Recuerda no callar,
ni siquiera tu suspiro
Puede que se atore sin remedio
a la mitad de tu camino.
¡Sonríe, sonríe! Amiga, amiga
Y déjate seducir
por la resistente viga.
Meylen Hirasú G. M.
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